
Así pues, la «mitología» romana arcaica, al menos en lo
referente a los dioses, no estaba formada por relatos sino más bien el
entrelazamiento y las complejas interrelaciones entre dioses y humanos.
La religión original de los primeros romanos fue modificada
por la adición de numerosas y contradictorias creencias en épocas posteriores,
y por la asimilación de grandes porciones de la mitología griega. Lo poco que
se sabe sobre la religión romana primitiva no es gracias a relatos de la época
sino a escritores posteriores que buscaron preservar las viejas tradiciones del
olvido en el que estaban cayendo, como el estudioso del siglo I a. C. Marco
Terencio Varrón. Otros escritores clásicos, como el poeta Ovidio en sus Fastos
(‘calendario’), fueron fuertemente influidos por los modelos helenísticos, y en
sus obras se recurre con frecuencia a las creencias griegas para rellenar los
huecos de las tradiciones romanas.
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